El Real Madrid buscará este sábado ampliar su propio récord y conseguir la onceava Euroliga en la historia del club. El equipo merengue venció a su eterno rival, el Barcelona, en un partido no apto para cardíacos. El encuentro terminó 86-83 para los de Pablo Laso que si bien tuvieron altibajos, supieron como aprovechar el apagón ofensivo de los blaugranas.

El encuentro comenzó con el lógico estudio mutuo de ambas escuadras en lo que fue una partida de ajedrez para Laso y Saras, viejos conocidos a esta altura de la historia. Jasikevicius ponía un grande, Laso hacía lo mismo. ¿Un tirador? Un buen defensor exterior. Yo hago ravioles, ella hace ravioles… entre cambios y cambios, el cuarto terminó igualado en 19.

Ya para el segundo período, los catalanes empezaron a aumentar la intensidad defensiva y la soltura ofensiva, y con 7 puntos de los 17 que firmaría luego Nico Laprovittola y con una sólida actuación del estadounidense Brandon Davies, el equipo de la Ciudad Condal se fue al descanso con 11 puntos de diferencia, 45 a 34.
Luego del descanso, toda la buena tarea del Barcelona en el segundo cuarto se vio mermada por un apagón ofensivo total. Y cuando te pasa eso contra el Madrid, como dijo el relator Carlos Altamirano en la transmisión, lo pagas caro. 10 minutos le costaron a los blancos para cambiar un paradigma difícil a ponerse con 4 puntos de ventaja de cara al último parcial. El artífice de la remontada fue el francés Fabien Causeur, que volvió a tomar importancia en la rotación desde la salida de su compatriota Thomas Heurtel. El escolta convirtió 8 de los 26 que el combinado capitalino convertiría en ese cuarto, 60-56 para comenzar los últimos 10 minutos.

El final fue electrizante. Daba la sensación de que se lo podía llevar cualquiera de los dos. Entre las idas y las vueltas, el Barcelona se acerca al punto de empatar el partido a menos de tres minutos del final. Pero, en un esfuerzo enorme, el Madrid frenó el empuje azulgrana y, con 5 puntos claves del antes mencionado Causeur, un rebote ofensivo ENORME de Gabi Deck (que terminó con 7 tantos y la misma cantidad de recobres) y un doble decisivo de Sergio Llull, la Casablanca se aseguró otra final en el plano internacional.

Es así y siempre lo será: donde hay un equipo del Real Madrid, hay un partido decisivo. Y si hay un partido decisivo, lo ganará el Madrid. El más ganador de la historia, tanto de la Champions como de la Euroliga. Siempre con buen juego, siempre con esa ventaja intangible que no es tangible pero existe y, por suerte, casi siempre con un argentino cerca. Di Stéfano, Campazzo, Di María, Nocioni y ahora el Tortu Deck. El sábado será la prueba final. El rival, el campeón defensor, que cuenta con el que es hoy en día, quizás, uno de los jugadores más determinantes no de Europa, sino del mundo entero. La lógica o la mística, creer o reventar… una cosa es segura: el Madrid estará ahí, como siempre, luchando por la gloria.
